Casi un kilo de tomates
Variedades: se cultivan muchas variedades de tomate, con plantas de distintas formas y envergaduras. Según la variedad los frutos también pueden variar del tamaño de una cereza hasta pesar casi un kilo, teniendo formas esféricas, alargadas, irregulares o de pera y el color puede ser verde, amarillento o diferentes variaciones del rojo.
Racimo de tomates madurando al sol
Originario: de las zonas tropicales de América.
Situación: a pleno sol, necesitan al menos tres meses de tiempo cálido y soleado para fructificar. En los climas fríos o durante el invierno en las zonas templadas, se cultivan en invernaderos. Crecen bien en cualquier suelo bien provisto de materia orgánica, fructificando mejor en terrenos sueltos y arenosos.
Cultivo: el tomate se cultiva por su fruto, siendo uno de los principales productos del huerto. El aporte frecuente de compost al terreno, sobre todo si es arcilloso, mejora la producción. Requiere un buen drenaje, les gusta la humedad, pero no el exceso de agua. Por su naturaleza trepadora, la tomatera necesita apoyo para crecer. Para ello, en el momento de la plantación se coloca a su lado una estaca de 1,5 m. con cuidado de no dañar las raíces. Los excedentes de la cosecha de tomates del verano pueden conservarse de diferentes maneras para el invierno.
Multiplicación: a partir de las semillas. En las zonas templadas las semillas se siembran en invernadero, trasplantándose al exterior en cuanto pasa el riesgo de las heladas.
Poda: una tomatera demasiado frondosa puede no dar frutos. Conviene despuntar a mano los brotes laterales, los que nacen en el tallo en las axilas de las hojas. También se debe limitar su altura, una vez que produzca cuatro racimos de tomates se despunta el ápice.
Problemas: los tomates son propensos al mildiu y a los ataques del gusano gris.
Flor del tomate abierta en pleno verano