
Impresionante vid rusa extendiéndose sin control en las afueras de Zumaia,
muy cerca de la costa del País Vasco.
Tiene tallos sarmentosos y otros que se enroscan en el soporte para trepar. Las hojas son alternas, pequeñas, con forma de corazón, acabadas en punta y tienen un color verde suave. Florece de forma profusa, cubriéndose por completo de flores durante todo el verano. Las flores nacen en racimos colgantes de tallo rojizo; son pequeñas, de color blanco crema con toques rosados. Constituye un refugio excelente para que hagan sus nidos los pájaros.
Variedades:
Polygonum aubrertii, otra variedad a la que también se le da el nombre de vid rusa.
Situación: al sol o a media sombra. Crece en todo tipo de terrenos. Necesita bastante espacio. Es muy resistente.
Cultivo: la vid rusa no es una planta sofisticada, pero resulta muy práctica para cubrir de forma rápida y efectiva cualquier elemento poco estético como un árbol seco, una valla, un muro, una caseta... Crece muy deprisa, alrededor de 5 m. cada temporada e invade y cubre todo lo que se encuentra alrededor. Por esto resulta útil para el paisajismo a gran escala, en espacios grandes, y resulta de lo más inadecuada en los jardines pequeños en los que enseguida escapará a nuestro control. Precisa de un soporte para trepar.
Poda: si cuenta con espacio suficiente lo mejor es no podarla. Para mantenerla controlada se recorta al acabar el invierno o a comienzos de la primavera. Los tallos no deseados se pueden cortar en cualquier momento, siempre que no hiele. Admite las podas drásticas de renovación, dejando sólo 1 m. de los tallos.
Multiplicación: mediante esquejes, en el verano.
Problemas: es tan vigorosa que puede escapar a nuestro control y crecer de forma desproporcionada.