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Pinsapo en el arboreto Luis Ceballos, en San Lorenzo del Escorial
El pinsapo es un árbol perenne de porte majestuoso, monoico, una conífera de la familia de las pináceas (Pinaceae). La copa es cónica, columnar y muy espesa. Puede alcanzar los 30 metros de altura. Tiene la corteza fina, fisurada y grisácea. Las ramas nacen desde muy abajo, son muy densas y con tendencia horizontal. Las hojas con forma de aguja son cortas, duras y con franjas blanquecinas en las dos caras; crecen alrededor del tallo en forma de espiral y duran muchos años en el árbol. Florece en años alternos, en primavera. Las piñas miden unos 12 cm. y maduran en septiembre. Habita entre los 1000 y lo 1800 m.
Detalle de una ramilla de pinsapo
Ramas de pinsapo
Originario: el pinsapo es endémico de zonas muy concretas, como la sierra de Grazalema, en Málaga y Cádiz, en España. Identificado por primera vez en 1.837 por el botánico suizo Edmond Boissier.
Variedades: Abies pinsapo “glauca” es de color verde azulado.
Situación: al sol o a media sombra. En cualquier tipo de suelo preferentemente calizo. Se adapta a una amplia variedad de climas y de terrenos.
Cultivo: el pinsapo es una conífera empleada a menudo en jardinería por su elegancia. Crece despacio. No tolera el frío o el calor extremo. Tampoco debe de faltarle la humedad, en el suelo y ambiental, incluso en verano.
Poda: no es necesaria. En caso de haga falta, se realizará durante el periodo de descanso vegetativo, en invierno.
Multiplicación: por semilla y por esquejes.
Problemas: aunque los pinsapares se encuentran protegidos dentro de parques naturales, los incendios, la presión ganadera o urbanística y hasta el mismo turismo representan una amenaza permanente.